domingo, 8 de noviembre de 2015

Poesía en las aulas, Poesía en la vida...



La poesía es una herramienta que debería de ser un pilar básico en la educación y que actualmente no se utiliza en casi ningún ámbito.

La poesía permite plasmar sentimientos, emociones e ideas de forma ordenada, con intencionalidad y libertad absoluta.

Fomenta el trabajo autónomo y el desarrollo del pensamiento abstracto, algo tan demandado competencialmente hablando en el ámbito educativo. Permite “hacer volar a los peces”, “acariciar las nubes”, “construir un mundo nuevo”, o lo que es lo mismo, transgredir la monotonía y liberar la mente. No hay imposibles en poesía.

Es un billete gratuito para viajar al fondo de ti mismo, de realizar una caída libre hacia tus sentimientos e ilusiones, facilita la introspección de los individuos.
Construye una sociedad libre, ciudadanos pensadores e inconformistas. Aunque este fin no sea lo que más deseen los gobernantes respecto del sistema educativo. Creo que por ahí va el motivo de que no se fomente de forma clara el uso de esta herramienta o la lectura y edición de este tipo de literatura. Esto último es a modo de opinión personal.

Todavía recuerdo cuando empecé a escribir poesía sobre el papel. Fue en 4º de la ESO, gracias a una profesora que nos propuso realizar en clase de Lengua una poesía de libre temática para un concurso de mi pueblo. Dediqué gran cantidad de horas para elaborarla, y aunque no importe si gané o perdí, se abrió ante mí una nueva forma de ver el mundo, de expresarme y de jugar con las letras para diseñar mi propio pensamiento.

La poesía no es solo escribir, es leer autores, grandes autores, para empaparte con sus ideas (todas distintas), comprender sus revelaciones, utopías, sus metáforas y antítesis, su forma de crítica sutil o revolucionaria.



La poesía no debe ser un concepto que se explique en Lengua y Literatura, debe ser una herramienta para cualquier asignatura, para que los alumnos se expresen, que no sean conformistas con el centro, con su fe, con su pueblo, con su gente.
Ciudadanos y ciudadanos del futuro que sean libres, que utilicen la poesía para buscar esta libertad, para diseñar y cambiar su mundo a través de la palabra. Fomentemos la lectura de poemas de ahora y de antes, no solo existen novelas y cuentos.

Para finalizar mi reflexión, dejo dos poesías de elaboración propia.


“Estamos dormidos. Nuestra vida es un sueño. Pero a veces despertamos, solo lo suficiente para saber que estamos soñando.”
Ludwig Wittgestein
.

PAÑUELO BLANCO
No tiene hojas mi roble,
no tiene agua mi río
no hay bandera en mi patria
ni himno, ni desafío.
Solo vivo para morir
para no ser, solo saber
si no he tenido lo que han querido,
y he sido nada, solo nada,
en libertad.

Pablo del Campo Aparicio





“En la profundidad del invierno, finalmente aprendí que dentro de mí yace un verano invencible.”
Albert Camus.


Ella
Como el humo del pasajero,
como el sudor del agricultor,
como el talante de un cencerrero
y el capricho de un soñador.
Así, desmesurado, así.
Me guían los pasos del viento,
me guían las mentes abiertas,
las caricias amarillentas
de un casual deshollinador.
Quizás, por ello, quizás.

No encuentro mi nido en el árbol,
no encuentro mi sed en el rio,
no sé ni porque me pregunto,
¿Cuál es mi sinuoso destino?

No lucho, no pienso,
no temo, no tengo,
¿Qué hago? Lo siento,
La nube se fue.
¿La nube se fue?
El agua se fue,
tu guía, tu sed,
su tembloroso sonido,
contigo se fue.
No, me niego, no,
no lloraré, no gritaré,
volare aún sin alas
como vilano al amanecer.

Te juro, perjuro,
que algún día te encontrare,
aunque sea en aquella montaña,
que jamás volveré a ver.
Que se quemen, que se ahogen,
que se ahorquen, que se ceguen,
que el brillo al anochecer,
desate la tempestad.


Y muero, la luz, y muero,
no apaguéis la luz, y muero,
pero no lloréis por mí,
somos cambio, somos vida,
somos muerte y libertad,
no lloréis porque me vaya,
encontradme mi lugar.

Ella, sí, ella,
ella es mi lugar.

Pablo del Campo Aparicio

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