martes, 29 de septiembre de 2015

Utopía apolitica de la enseñanza pública



La enseñanza pública no puede estar influenciada por la subjetividad de una ideología política. Se debe generar un sistema educativo objetivo dentro de la insalvable subjetividad humana.

Se debería elaborar una ley diseñada desde la objetividad desarrollada desde un consenso entre las diferentes ideologías presentes en la sociedad (partidos políticos) así como los agentes implicados (sindicatos, profesores, asociaciones…).Esta ley debería ser permanente, y solo modificable si todos los agentes constituyentes de la misma están de acuerdo. La educación no debería estar sujeta a los cambios ideológicos que pueda haber en democracia.

Estas modificaciones serán necesarias en tanto en cuando la sociedad y la metodología educativa evolucionan.

Si dejamos las ideologías políticas fuera del contexto educacional, también sería necesario dejar excluida del mismo modo la religión (educación laica). No como estudio de las diferentes religiones a lo largo de la historia sino centrada en una sola religión con fines de adoctrinamiento. Si se decide facilitar a los ciudadanos el estudio de la religión católica debería ser fuera del periodo lectivo, como actividad extraescolar. Se podrá mantener la financiación de la misma, siempre y cuando se ofrezca a aquellos alumnos que no deseen cursar esta asignatura extraescolar una alternativa.

También una forma de evitar adoctrinamientos podría radicar en la supresión de los libros de texto en las aulas. Con esta medida además de garantizar la educación universal y gratuita, gracias a que no será necesario realizar un desembolso de dinero para su compra, se eliminará la influencia de las editoriales sobre la economía de los centros educativos y sobre los alumnos con su manera sutil de introducir ideologías en los mismos.

Si los profesores no estuviesen de acuerdo con esta medida, se podría crear una editorial nacional fuera del control político. Estos libros se desarrollarían en función de las especificaciones de la ley y de las investigaciones más recientes. La editorial nacional sería una institución apolítica dirigida por expertos en la enseñanza elegidos cada dos años por los propios profesores. Los candidatos ofrecerían sus propuestas a través de una plataforma virtual y se elegirían de la misma forma. También habría editoriales autonómicas que desarrollarían aspectos propiamente regionales.

También sería una posible medida para la supuesta ley la eliminación total de las escuelas privadas. Toda la sociedad debería tener derecho a la misma educación y a los mismos recursos, no ser excluidos de ciertas instituciones por temas económicos. Además, estos ciudadanos tendrán un concepto equivocado de las personas que los rodean, podrán sentirse superiores o élite. Estas escuelas no fomentan el principio de inclusión de la educación universal.

Los presupuestos de la educación no deberían estar sujetos a cambios políticos o crisis económicas, deberían ser fijos en cuanto a la necesidad real de los centros.
No obstante, como es lógico al final los temas económicos de estado influyen directamente sobre estos presupuestos por lo que este debería tener al menos una parte básica (presupuesto mínimo de mantenimiento) y otra más pequeña que tenga relación con el PIB del estado.

Es una reflexión personal, y seguro que bajo muchos errores procedimentales, pero he intentado exponer una idea de cómo debería ser la educación en nuestro país.